Prometo sonreír

Es el primer año que no me hago propósitos nada más empezarlo. Lo de prometerse cosas a una misma es como escribir una agenda sobre el aire. Pueden esfumarse o convertirse en un torbellino imposible de cumplir.

Sin embargo, lo confieso. Lo que sí he hecho ha sido apuntar asuntos pendientes en la primera página de mi cuaderno. En ellos espero volcar todas mis energías los meses que vienen. Y me gustaría que vosotros fuerais pronto testigos de que por fin los taché o, mejor, los hice realidad.

Sí, me colgaré una sonrisa y, a pesar de la tristeza que huelo ahí fuera, tejeré y tejeré y la crisis derribaré.

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