Warhol me Miró

Se me había olvidado cuánto se puede aprender viendo arte. El sábado por la tarde retumbaban los tambores por el centro de la ciudad. Hacía calor. La gente comía helados, pipas... de todo. Me colé entre las personas que esperaban una procesión. Olía a colonia. Se habían puesto sus ¿mejores? galas. Pero a mí no me gustan los tambores, ni los encapuchados esos, nada que tenga que ver con esta época del año. Pensé que si la calle estaba llena, los museos estarían vacíos. Me equivoqué.

Primero vi la exposició 'Miró y el mundo de Ubú', en el palacio Sástago. Un descubrimiento. Hace unos años visité el Museo Miró y ya me impresionó. Ayer volví a descubrir un poco más la forma de ser y trabajar de Miró. Había una proyección sobre el artista. Pintaba echando tarros de pintura sobre las telas que sujetaban dos tipos fumando y luego se sentaba y le acercaban un plato con algo parecido a la coca catalana. Comía, reía, miraba su obra. De pocos genios tenemos imágenes así. Me gustó indagar en sus gestos.

Eché de menos algo así en la otra exposición que vi una hora después: Retratos de Warhol. Aprendí cómo empezó, cómo siguió creando, cómo fue criticado, cómo le dio igual y pensé 'si este tipo no hubiera existido, habría que inventarlo'. Porque todo aquello es una parte de la historia contemporánea detenida en cientos de retratos coloreados, quemados, intuidos. Me gustó una frase: "Hacer dinero es un arte, trabajar es un arte y un buen negocio es el mejor arte".

He encontrado estas fotos por ahí. Los artistas en su salsa. Doña Tecla contagiada de arte.


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